El pretender encontrar una sola motivación que defina lo que indujo a Felipe ll a gestar la construcción del Escorial, es realmente ajeno a la realidad, ya que fue una constelación de motivaciones que confluyeron en estimular la necesidad de homologarse como emperador máximo del orbe, en ese momento, como otros, antes que él habían hecho.

Es en esta idea de afirmación extrema del poder, no solo militar sino espiritual donde podríamos encontrar la ultima motivación que resumiría al resto. En este sentido podemos entender hechos tan principales como la idea de Panteón (proyección dinástica para perpetuar el poder temporal) o la obsesión de almacenar reliquias procedentes de todo el mundo cristiano(proyección de la dinastía religiosa para perpetuar el poder espiritual) esto, unido a las pistas que los propios cronistas revelan asimilando el templo de Salomón, homólogo personaje que reunió poder temporal con poder espiritual, permite hacernos una idea clara, de que su ultima intención fue crear un centro del mundo, que le permitiera eternizar su poder dinástico y su poder religioso en el tiempo.
Para realizar esto se rodeó de las personas e instituciones, que correctamente armonizadas, le condujeran a buén término su obra.

Una de las cosas, al margen de las necesidades reales y de mantenimiento que una obra de esta envergadura requiere, es el diseño y orientación. La operación fue sumamente cuidada por Felipe ll, teniendo muy claro lo que quería, prueba de ello es que cuando el arquitecto italiano Francesco Paccioto viendo los planos confeccionados por Juan Bautista de Toledo criticó la iglesia y el particular diseño dado a los aposentos privados reales, ante estas opiniones el Rey le contestó categóricamente: «Que se busquen mejores alternativas para otros puntos….pero en mis habitaciones privadas no se cambiará nada». Sus estancias con respecto a la Iglesia y el cuadro de la planta del Escorial, ha sido catalogado por los investigadores, a la vista de la opinión tan incondicional del monarca, de obsesivo. Realmente desde el punto de vista del simbolismo astrológico la orientación del cuadro de la planta del Escorial es clave, para conseguir el efecto deseado, si observamos la proyección astrocartográfica que se le dio veremos que el eje este-oeste está desviado hoy 16 grados y para entonces oscilaría en el tiempo máximo 14 grados, pues la bóveda celeste tiene uno movimientos (mutación y precesión) que hace que no corresponda la línea norte sur y este-oeste con el mismo punto en su proyección con la bóveda celeste, por ejemplo en el año 1000 se situaba a 6 grados con respecto ahora. Este desvió lo podemos confirmar midiendo los ángulos de las meridianas Solares construidas por Juan Wedlingen, matemático húngaro (1755) en las estancias privadas del rey y su secretario, lugar en el cual, por su orientación, Felipe II mediría con el astrolabio, y sus sucesores lo sistematizaron en el suelo en forma de meridiana solar (mucho más fácil de manejar que el astrolabio). Un ejemplo de este tipo de meridiana lo tenemos en la catedral de Milan, aunando el simbolismo religioso con el fenómeno solar, convirtiendo la catedral en un gran cronometrador solar y zodiacal, ya que permite saber en qué grado se encuentra el sol todos los días (con lo que esto implica en la técnica astrológica de prospectiva).

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