Sabido es que los filósofos sostienen que el orden del mundo sublunar, compuesto de seres perecederos, depende de las fuerzas que emanan de las esferas celestiales. También lo dicen nuestros sabios. Aunque los influjos de las esferas se extienden a todos los seres, hay además un particular influjo de una estrella para cada especie, hecho que también se ha observado al tratar de las diversas fuerzas de un cuerpo orgánico, porque el conjunto del Universo es como un organismo viviente, según declaramos antes.

Hablan los filósofos del peculiar influjo de la Luna sobre el elemento agua. Pruébase por el ascenso y descenso de las aguas, coincidente con el creciente y decreciente de la Luna. El influjo de los rayos del Sol en el fuego puede observarse en el enfriamiento y calentamiento de la Tierra, según que el Sol se acerque o se retire, o se oculte. Todo esto es tan claro que no necesita ser explicado. Me ha parecido que las cuatro esferas estelares que influyen en el nacimiento de todos los seres terrenos deben ejercer su influencia, cada una sobre cada uno de los cuatro elementos, siendo la causa de sus movimientos y mudanzas. Así la esfera lunar mueve al agua, la solar al fuego, la planetaria al aire, y la de las estrellas fijas a la Tierra.
Hay cuatro causas de movimiento de cada esfera. Su forma esférica, su alma, su entendimiento en virtud del cual es capaz de concebir ideas y la Inteligencia a quien desea asemejarse la esfera. La explicación de ello es como sigue: La esfera no podría estar continuamente en movimiento si no tuviera la forma peculiar que tiene; la continuidad del movimiento sólo es posible cuando es circular. Las esferas tienen que tener un alma; porque sólo los seres animados se mueven libremente. Su movimiento no consiste en la inclinación a eludir el daño y a buscar el provecho, sino en que las esferas se forman idea de un cierto ser al que anhelan aproximarse; ahora bien, para formarse una idea de este ser, precisa que posean entendimiento. En fin, es menester, que haya algo a que corresponda aquella Idea ejemplar a que desean asemejarse las esferas. Tales son las cuatro causas de su movimiento. Las cuatro fuerzas principales que directamente derivan de las esferas celestes son: la naturaleza de los minerales, las propiedades de las plantas, las facultades del animal, y el entendimiento del hombre.

Vale la pena fijar nuestra atención en el número cuatro, que quizá parezca extraño. En el Midrach Tanhuma se halla el siguiente pasaje: «¿Cuántos peldaños había en la escala de Jacob? –cuatro». Al describir Zacarías la visión alegórica de los «cuatro carros que salían de entre dos montañas, que eran montañas de bronce», explica: Son los cuatro espíritus de los cielos que salen de donde están, delante del Señor de toda la tierra» (Zac. VI, 5). Por estos cuatro espíritus se figuran las cuatro causas que producen todos los cambios del Universo .

El dicho de nuestros sabios, de que el ángel es tan dilatado como la tercera parte del Universo, o con las palabras del Berechit Rabba (Cap. X), que el ángel es la cuarta parte del mundo, claramente lo hemos explicado en nuestro mayor libro sobre la Santa Ley. El conjunto de la Creación consta de tres partes: l.-Las Inteligencias puras o ángeles. 2.-Los cuerpos de las esferas. 3.-La materia prima, o los cuerpos que están debajo de las esferas y sometidos a constante mudanza. De tal suerte pueden entender los oscuros dichos de los profetas quienes lo deseen, despertándose del sueño del olvido, liberándose del mar de la ignorancia y remontándose hacia los seres superiores. Pero los que prefieran nadar en las aguas tenebrosas y descender, no necesitan esforzar el cuerpo y el corazón; les basta con renunciar al movimiento, y descenderán conforme a la ley de la , naturaleza. Reflexiona sobre todo lo que te he dicho.

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