La astrología ha sido y es la ciencia clásica por excelencia, no por la importancia historia sino por su reiterada utilidad en todas las civilizaciones de la tierra, pero una de sus peculiaridades es que contempla el tiempo imbricado en el espacio de forma implacable.
Pero a la vez esta observación natural permite conjeturarlo, como no puede hacerlo la ciencia actual.
Considera la astrología que existe el tiempo gracias a la existencia de la «esencia», permitiendo por un lado conjeturarlo en la naturaleza y después en cada cuerpo vivo en particular.
En la naturaleza, el Sol guía la esencia hacia el tiempo y genera cuatro tiempos ordenados, de la misma manera en los seres vivos se generan con su esencia sus 4 tiempos pero más desordenados, este es el trabajo del astrólogo cuando un consultante pregunta, averiguar que tiempo esta activo de los 4 posibles.
Esto permite con algunas técnicas averiguar que si un acontecimiento viene en un tiempo sin solución favorable, «doblar» y saltar a otro que permita una solución mas fácil para el consultante.
Tenemos ejemplos dados por la tradición explicando esto, por ejemplo uno de los maestros de Lilly ,
» INTRODUCCIÓN AL JUICIO DE LOS ASTROS» de Claude Dariot:
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Pero el que lo dejó muy claro y le costó casi la vida fue Tomaso Campanella, ya que publicó su experiencia con el Papa Urbano VIII en su TRATADO VII DE ASTROLOGÍA.
Este Papa compartía la visión del orden natural como Campanella (neoplatonico) y otro tratado sobre la conjetura del hado llamado TRIUNFO DE LA FORTUNA, dedicado al Papa Clemente VII, incide en eta línea:
Esta y no otra es la razón de que la astrología siga siendo útil como ciencia natural, permite en su conjetura del «tiempo» imbricado especialmente en el «espacio» poder «doblar» para mejorar resultados en la vida en general a todo ser viviente.