(Enchiridion Physicae Restitutae) Jean d´Espagnet

Los principios del saber astrológico están en conocer los caminos de la luz. Dejo este texto de Juan Hispano que colaboró en las traducciones de Toledo en la edad media. Esto es parte del modelo natural explicado en otros sitios que no los astrológicos pero que son su fundamento y base.

LA LUZ ES LA FORMA UNIVERSAL

«Así pues la materia primera recibió su forma de esta luz, al igual que los elementos. Les es común y, pasando a ellos cumple la misma función que la sangre; crea entre losmismos un amor estrecho y no el odio y el combate como pretende la opinión del vulgo. Abrazándose con el lazo por lo tanto natural de la necesidad, se coagulan en los cuerpos variados de los mixtos, según sus especies. Y la luz del Sol, también llamada forma universal, mucho más fuerte que antes, es la que en la obra de la generación derrama todas las formas naturales, en la materia predispuesta y en las simientes de los seres. Pues, todo individuo sea el que sea encierra en sí una chispa de la naturaleza de esa luz, cuyos rayos comunican secretamente una virtud activa y motriz a la simiente.

Fue preciso que la parte de la materia primera que fue abandonada en la región inferior, así como los elementos que de ella procedieron, fueran imbuidos desde el comienzo de una leve tintura de esta primera luz para que pudiesen recibir una luz más grande y más fuerte cuando se formasen los mixtos. Es por eso por lo que se juntan perfectamente y se unen, por ser de naturaleza homogénea, el fuego con el fuego, el agua con el agua, la luz con la luz.

De su situación y virtud eficaz, podemos deducir que el Sol ejerce en el Universo la función del corazón, cuya vida se esparce por todas partes. Pues la luz es el vehículo de la vida, de la misma forma que es su fuente y causa próxima. Y las almas de los seres vivos son rayos de luz celeste que infunden la vida en las cosas, con la única excepción del alma del hombre que es un rayo de la luz supraceleste e increada.

Dios expresó su divinidad en el Sol por medio de una triple imagen.

En primer lugar, por la Unidad, pues la Naturaleza no está sujeta a la multiplicidad de los Soles de la misma forma que la divinidad no posee la pluralidad de los dioses: para que todas las cosas partan de una única fuente y de ella dependan. Luego, por medio de la Trinidad, o la triple función, pues el Sol como un vicario de Dios, distribuye todos los beneficios de la naturaleza a través de su luz, su movimiento y su calor, de los que procede la vida, que constituye el último y más perfecto acto de la Naturaleza en nuestro Mundo, el cual ella no puede sobrepasar, sino, solamente, retornar así misma. Ahora bien, de la luz y del movimiento se origina el calor, de igual forma que la tercera persona de la Trinidad procede de la primera y de la segunda. En último lugar, Dios expresó su divinidad en el hecho de que Dios, que es una luz eterna, infinita e incomprensible, sólo puede manifestarse y dejarse ver en el Mundo por medio de la luz.

Por consiguiente, nadie se admire si el Sol eterno quiso revestir de tantos privilegios a su imagen perfectísima, Sol celeste, que él esculpió, y donde estableció su tabernáculo. El Sol es un límpido espejo para la Gloria divina. Como fue elevada sobre los sentidos y las fuerzas de las criaturas materiales, esta gloria se creó un espejo cuyo resplandor pudiera reflejar los rayos de la luz eterna sobre todas sus obras y hacer que la reconozcan por este reflejo, pues la naturaleza mortal no puede contemplar directamente la luz divina. El Sol es el ojo real de la divinidad que, con su presencia, concede la libertad y la vida a los que se la suplican.»

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